Casa de la Militancia [Concurso]

2012

CDLM HIJOS-0085  /  MEMORIA DESCRIPTIVA

Intervenir en un edificio dentro de la ex-ESMA implica, necesariamente, Contestar. Contestarle a la historia, a los genocidas, contestarle a nuestros Padres, a nuestros hijos, y a nosotros mismos; contestarle a la Ciudad, al País.

Diseñar una Casa de la Militancia es dar lugar a la posibilidad de agruparse, de acercarse a las ideas, de organizarse frente a la injusticia. Parece necesario abrir barreras, correr velos, hacer visible lo que está oculto, para seguir construyendo sentido, para discutir ideas, crear ideología, analizar la realidad y definir acciones frente a ella.

El impulso es dejar en evidencia el horror, al tiempo que plantamos bandera y proyectamos el futuro. A la rigidez oponer flexibilidad, al discurso hegemónico y unívoco, pluralidad, al silencio, canto, al sometimiento, rebeldía. Me imagino un edificio donde todos circulen, diluyendo los límites entre el afuera y el adentro, pasando a través cada vez que se va de uno a otro edificio del complejo, entrando y participando toda vez que alguien esté cerca, sentirse llamado a formar parte, a pelear por sus derechos, a militar.

El momento histórico aún no permite una mayor apertura del edificio, puesto que todo el complejo de la ex Esma es, en si, una prueba del horror, y los juicios aun están abiertos. Nos piden conservar intactas las fachadas, los pesados muros exteriores, y nos obligan a preguntarnos: ¿cómo se puede abrir una caja sin tocarla? La estrategia elegida es revolucionar el interior haciéndolo lo más flexible posible, y hacer lo mismo con el exterior, de modo que el espacio fluya entre uno y otro como por ósmosis, a través de esos duros muros, diluyéndolos.

En el exterior se multiplican las posibilidades de circulación y se descubren oasis alrededor del edificio, propicios para una pausa en medio de una actividad, para discutir en grupos, para salir a tomar mate o lo que sea, estos espacios provocan una fuerte presencia de personas alrededor del edificio, y serán las mismas personas en su actividad las que modifiquen esas duras fachadas y las vuelvan algo vivo. La Casa de la Militancia estará constantemente llena, rodeada y atravesada por jóvenes, y esta presencia humana, este ruido de personas, este movimiento constante, son los elementos que le dan nueva vida y nuevo significado.

En el interior ocurre algo similar. La planta baja es completamente recorrible, queda unificada casi en su totalidad y de este modo se vuelve un organismo vivo y natural. Integrada a ella están todas las circulaciones de la planta alta, también abierta y recorrible, de modo que cualquier persona parada en cualquier punto del edificio tendrá una clara concepción de todo lo que está ocurriendo allí. La arquitectura se vuelve un soporte silencioso y respetuoso que hace posible el movimiento aleatorio de sus usuarios, quienes a cada paso, en cada rincón, la conquistan y la doblegan, y de este modo, la significan. Aparte de la ”limpieza” de la planta, dejando solamente la estructura, una sola intervención arquitectónica congrega todos los usos, todas las necesidades y todas las soluciones accesorias. Es un objeto suspendido, que puede variar de posición en altura, y de este modo servir al espacio en distinta forma según cada necesidad. Por dentro es un auditorio, que funciona desde la planta baja o desde la planta alta. Por fuera es soporte de pantallas informativas, que dan cuenta todo el tiempo de lo que ocurre en todas las organizaciones del país, soporta las instalaciones de luces y sonido, proyecciones, etc.; puede quedar suspendido en lo más alto del edificio y dejar el libre fluir de la planta baja, o puede estar apoyado sobre el piso y organizar el espacio central para usos diversos y simultáneos. Este objeto es técnicamente realizable y por sus características le otorga contemporaneidad al edificio, es el punto donde más fuerte se expresa la rebeldía y se le responde desde hoy, desde nuestra propia vida, a esa cultura de la obediencia, la represión y el horror de la que el edificio existente es testigo y símbolo.

En cuanto al esquema circulatorio, el proyecto procura llevar todas las funciones fijas a la planta alta y contra los muros exteriores, de modo que las circulaciones miren al espacio central. En ambas cabeceras se instalan pasarelas metálicas que permiten continuar la circulación por delante de la biblioteca y la administración. La biblioteca se ubicó en la cabecera noreste, aprovechando toda la altura del edificio, generando un espacio de gran calidad para este tipo de uso. Toda la tabiquería de planta alta, a excepción de los bloques sanitarios y escaleras de emergencia, es vidriada, para fomentar la participación espacial entre todas las partes del edificio. Las salas de grabación de radio también son vidriadas y se pueden ver desde la circulación. Los núcleos sanitarios de planta baja son exentos de la estructura original, dejando que las circulaciones fluyan a través de ellos. La losa del techo es calada intermitentemente para lograr una iluminación suficiente en el espacio central durante todo el día. Por debajo se le realiza un revestimiento fono-absorvente.

Para la elección de los materiales a utilizar, se priorizaron aquellos que son producidos por fábricas recuperadas por sus trabajadores, por ejemplo el “mosaico” de cerámicas que se usa en planta baja, armado con distintos productos de la ex Cerámica Zanon. Todo lo que hay en el edificio es producido en Argentina, y la Mano de Obra puede ser ejecutada por cooperativas de trabajo que se han especializado hoy en día en todo tipo de labores relacionadas con la construcción.

Flexibilidad, apertura, permeabilidad, compromiso, para ejercer la Militancia.

Contraste, pluralidad y Rebeldía, para seguir construyendo Memoria.