Historial Marista

2018

MEMORIA DE PROYECTO

Leyendo un poco de historia, (la cual sin duda es sujeto y objeto del edificio que estamos
proyectando), los Hermanos Maristas comenzaron su presencia en Argentina como misioneros
que cruzaron el mar en pos de su vocación de enseñar, atendiendo un llamado de los Lazaristas.
De la mano de ellos, llegaron a Luján para hacerse cargo del colegio Parroquial de la Basílica de
Luján. En 1904, tres Hnos.: abrían el Colegio con 32 alumnos, casi todos de Luján, en las
dependencias del DESCANSO DE PEREGRINOS. Se trataba de una situación provisoria, pues a
la orilla izquierda del río Luján, se elevaba paulatinamente un regio edificio. En 1906 Hermanos
y alumnos se trasladan al edificio actual del Colegio, todavía inconcluso. El 22 de Julio de 1906,
el Señor Obispo de La Plata lo pudo bendecir solemnemente, inaugurándolo. Fue un acto
imponente. Era tanta la gente que parecía que todo Luján se había trasladado del otro lado del
Río para festejar un acontecimiento de tan trascendental importancia para la educación e
instrucción de la juventud. En1907 una Ordenanza Municipal autoriza la construcción de un
puente sobre el Río Luján, que comunica directamente con la ciudad. Se construye el Chalet de
la enfermería, que será morada de los Hermanos durante algún tiempo. En 1908 se construye el
puente metálico y se terraplena el parque. La colocación en del puente de hierro, construido en
Bélgica, evitó a los alumnos el rodeo de varias cuadras para ingresar al Colegio por un acceso
que frecuentemente se inundaba. Desde su terminación la entrada de los alumnos se realizó por
el frente sudeste, en dirección a la Basílica, por la continuación de la calle San Martín. Al Colegio
se le asignó el número 1 de dicha calle.
De todo este relato, que se encuentra en la página web del Colegio, se desprende la
importancia que tuveron en el inicio de los Maristas en Luján ciertas cuestiones que tienen que
ver con la implantación del mismo: Su relación con la Basílica de Luján, la presencia del río
Luján, el puente metálico, el chalet de la “enfermería”, e incluso la calle San Martín. Es fácil
imaginar el continuo movimiento, tanto de los alumnos maristas como de los mismos Hermanos,
yendo desde el colegio hasta la Basílica, atravesando el icónico puente metálico, incluso para ir a
la ciudad a hacer algún trámite. Ese vínculo tan fuerte entre el Colegio, el Río y la ciudad de
Luján era la cotidianeidad de los Hnos Maristas en esos días. Todas estas circunstancias
urbanísticas, ciento quince años más tarde, se han intensificado con la instalación del complejo
museográfico, y los distintos equipamientos urbanísticos de carácter turístico que se concentran
entre el Colegio Marista y la Basílica. Además, los distintos planes de revitalización de la ribera
del río, que aún no han sido puestos en marcha, pero que sin lugar a dudas en algún momento
llegarán, hacen de la márgen del río una ubicación privilegiada para un edificio que expondrá la
historia de los Hnos Maristas. Tanto más fuerte resulta la concreción de este proyecto si se rodea
de ese mismo contexto urbano y natural que le dió origen a la Congregación en Argentina.
El edificio en sí pretende ser sencillo y austero, ubicado como parte de un verdadero
recorrido histórico materializado en forma de pasarela que comienza en el puente metálico,
bordea el río permitiendo distintas visuales de la hermosa fachada del Colegio, pasa frente al
chalet de la enfermería y culmina en el acceso de la Villa Marista sobre la calle Champagnat.
Este recorrido es, en sí mismo, un historial Marista. Esta pasarela tiene pendiente para que
pueda ser recorrida con silla de ruedas, y culmina en su parte norte en el estacionamiento de la
Villa Marista, sobre la calle Champagnat, el cual será reacondicionado y ampliado. Sobre ella se
materializan dos accesos al edificio Historial en sí mismo: En el acceso sur, un patio que se arma
en torno a la palmera existente propone un area de esparcimiento y da acceso a la recepción y a
un pequeño bar. Este patio también porta un gran vitraux basado en las tres violetas de
Marcelino Champagnat. Desde allí se puede subir a la biblioteca o empezar a recorrer las salas,
las cuales tienen doble altura y están iluminadas cenitalmente mediante lucernarios orientados al
norte, de manera de contar con la mejor iluminación natural pero sin que ésta incida
directamente en las exposiciones. Dentro del recorrido de la planta baja el visitante se encontrará
con dos salas más pequeñas y cerradas: una para proyecciones y ambientaciones especiales, y
otra para muestras transitorias. Al final, un pequeño hall que también tiene un acceso propio da
paso a una sala de conferencias que puede funcionar combinada al Historial o también por
separado. Detrás de este pequeño hall hay un nucleo vertical que un este nivel con el superior y
con el inferior de manera privada. En la planta alta, luego de la biblioteca, encontramos los
espacios de Restauradores, Archivo, Office y depósito. Las circulaciones que vinculan estos
espacios están abiertas balconeando a las salas de exposiciones.
Es importante destacar que el nivel de piso del edificio es exactamente el mismo nivel de
piso que tiene el puente metálico, muy por encima de cualquier cota de inundación posible.
Además, el acceso al mismo se realiza directamente desde dicho puente, o desde la calle
Champagnat, sin que exista acceso alguno desde el Colegio. De modo que podríamos
considerar que la fachada del Colegio Marista forma parte de la “exposición” del Historial, así
como el Chalet de la Enfermería, pero sin que exista una unión física entre ellos y el edificio. De
hecho, si el día de mañana se decidiera que el acceso al Colegio no se va a dar más desde el
puente metálico sino exclusivamente desde la Av. Roca, la existencia del puente seguiría siendo
válida en su uso para el nuevo Historial, y mantendría vigente su icónica presencia sobre el río,
que nos recuerda el empuje, el empeño y la vocación que volcaron los primeros Hermanos
Maristas de Argentina en la concreción de su obra.