Junto a la Fundación TEMAS, http://www.fundaciontemas.org.ar/ , organización que trabaja en programas de apoyo escolar y en otras actividades en la Villa 21, visitamos un espacio remanente existente en ese barrio. Este espacio, que linda con varias viviendas, una capilla, algunas calles de acceso a la villa, y las vías del tren de carga de Loma Negra, era hasta hace uno o dos años 4 veces más grande de lo que es ahora. Esos lugares se fueron ocupando con casitas, y lo que queda hoy en día es un espacio vacío que se usa para:

. plantar algunas plantas y árboles que pugnan por sobrevivir

. clasificar basura de unos containers, separando la que sirve y tirando muchas veces al piso lo que queda

. jugar al voley

. dormir

. actividades de la capilla San Blas, lindera al espacio

Además, hay una antigua cámara transformadora de la Compañía Italo-Argentina de Electricidad, de donde salen muchos cables eléctricos, que constituyen un peligro latente de incendio, y también hay que tener en cuenta que por ahí, entre las casas, una o dos veces por día, pasa el tren de carga… También se usa el lugar para depositar containers con basura, y para dejar estacionados varios vehículos que pertenecen a gente que vive allí o a gente que entra y sale por diversas actividades. De hecho, se supone que todo este espacio es, en los planos, una calle, pero la misma no está del todo definida, más allá de lo que marcan las vías del tren.

A partir de la visita al barrio, y de estas primeras aproximaciones, tomamos la decisión de plantearnos un punteo de preguntas a responder, para poder elaborar un programa de necesidades que sirviera de base para proyectar este espacio:

. actividades niños/adolescentes/jóvenes
. actividades adultos: recreativas y «laborales» o de subsistencia. . lugar para la basura, controlada y «descontrolada»
. paisaje: identidad y cultura propia de la villa.
. circulación vehicular/peatonal/tren
. plantas: ubicación/clase/protección. ¿pasto?
. materiales a usar: indestructibles!
. limpieza simple y planificada
. efecto multiplicador: el espacio público debe ser portador y trasmisor de bienestar, debe ser limpio, luminoso y alegre, y «contagiar» al resto del barrio
. cámara transformadora. : evitar el acceso, aportar seguridad, convertirla en
escultura.
. mobiliario urbano resistente a todo. ¿Qué hace falta?
. Barreras para que pase el tren o para controlar su paso? ¿reductores
de velocidad para el tren?
. espacio para estacionar?

. tratamiento de las fachadas perimetrales.

Las respuestas a estas preguntas, y en definitiva, el programa, deberían salir de dos instancias:

.las charlas con los vecinos linderos (o no) al espacio en cuestión.

.un taller sobre Espacio Público, armado en el centro de apoyo escolar, con los chicos que allí asisten, que serán, junto a sus familias, los futuros usuarios del espacio.

La fundación empezó a charlar con los vecinos de alrededor, recavando como principal información la voluntad que todos tienen de que este lugar no sea ocupado por más casas, y que pueda convertirse en un espacio público que se pueda usar para actividades recreativas, sobre todo para los chicos del barrio. También surgió la importancia de mantener y reforzar las actividades que actualmente se hacen, dentro de un marco de unidad. Otro tema recurrente fue la preocupación de que el espacio público mejorado propiciara la reunión allí de consumidores de paco, es decir, que el espacio sea ganado para actividades que no son las que los habitantes quieren desarrollar allí.

Por nuestro lado, preparamos y desarrollamos con los chicos el Taller sobre Espacio Público. El mismo estuvo pensado en la misma lógica que utilizamos cuando tratamos de definir el programa de una casa o de otro edificio con un comitente: empezar mostrando imágenes que sirvan como “disparadores», que puedan abrir el diálogo y nos ayuden a interpretar los deseos y necesidades del mismo. Por eso el taller se basó en tres actividades muy simples:

. Mostrarles a los chicos planos e imágenes del espacio en cuestión, y de muchos distintos tipos de espacios públicos existentes, verdes o secos, cerrados o abiertos, clásicos y modernos, en Argentina y el mundo. Esto tuvo el efecto de “abrirlos” a opinar sobre el tema, conocer distintas opciones, y delinear su propio pensamiento sobre sus necesidades.

. Darles una hoja con la forma de la planta del espacio para que dibujen las cosas que les gustaría que tuviera.

. Por último, realizar entre todos una intervención sobre una maqueta del espacio, creando elementos que se inserten en el espacio público, y proponiendo elementos para incorporar al mismo.


Al principio les costó ubicarse en el espacio y en la situación: No sabían si tenían que dibujar lo que ya hay o lo que falta, no sabían si las cosas estaban dentro o fuera del espacio, no entendían, al principio, los límites… Pero rápidamente lograron hacer ese ejercicio de abstracción que nos puede llevar del espacio físico al espacio virtual del papel y la escala, y al final el resultado fue genial: los chicos fueron dibujando y luego modelando en plastilina sus propuestas para probarlas en la maqueta. La falta de escala no fue un inconveniente, ya que acentuó de algún modo el carácter simbólico de la producción: no estaban definiendo lo que se va a hacer allí, sino expresando sus deseos y sus ideas. Creemos que esta expresión es, de por sí, un ejercicio de libertad para unos chicos que habitualmente no están acostumbrados a que les pregunten qué es lo que desean.

De la actividad se evidenció el deseo de los chicos de tener juegos de plaza, árboles (siempre los dibujaron frutales), agua para beber y también para ver, un “kiosco”, un monumento (siempre dibujado con una bandera Argentina, lo cual nos llenó de alegría), y también muchos carteles. Esto de los carteles me llamó especialmente la atención, porque es una de las pocas cosas que no surgió de las imágenes vistas antes, sino de los chicos mismos. De entrada pusieron uno que decía “Cuidemos la Plaza”, luego pusieron otros: “Bienvenidos”, “Juegos para divertirse”, “Salida”… Creo que se animaron a soñar incluso mas allá de lo que hubiera supuesto, porque los carteles expresan una intención de comunicación, y también un compromiso, trascendiendo el espacio de sus propios deseos y necesidades para hacerlo, realmente, PÚBLICO. También incorporaron en la maqueta al sol (no uno, sino dos), y por último, a ellos mismos, protagonistas del espacio, y usándolo plenamente.

Aprendimos mucho de este trabajo en la Villa. Tenemos ahora un montón de material valioso para poder generar un proyecto, espero que podamos continuarlo hasta que se convierta en una realidad, para lo cual se deberá contar con el trabajo y el apoyo de muchos, empezando por los habitantes del mismo barrio.

Arq. Nicolás Arrue.